Y ¿sabes? Al lado de mi casa, aquí en Barcelona, duermen en un cajero de La Caixa dos señores pero mendigos, y yo no sé si son señores pero mendigos y gays, o simplemente se cuidan el uno al otro, o es que el roce hace el cariño... El caso es que Bego, que vive al lado, ya me lo había contado, pero no me lo imaginaba tan "así". Joder, cada vez que paso o se arropan el uno al otro, o están abrazados en el suelo bien agustito, o el uno vigila las cosas desde fuera si no puede dormir... las cosas; dos cartones y una mantita. Cada noche se acuestan juntos a la luz azul del cajero de La Caixa, qué incomodo ¿no? Yo no puedo dormir con luz. Oye ¡y qué romántico! Y pensar que yo pagaría lo que fuera por dormir todas las noches contigo aunque fuera en un cajero, y que me arroparas ¿sabes? Todas las noches me refiero.
-Que ¿qué he hecho hoy? Pues he salido de trabajar y he hecho la compra. Joder tío, hoy tenía tantas ganas de llorar en "el Mercadona" mientras miraba millones de tipos de yogures, que me parecía tan patético que no he llorado. Estoy orgullosa, he desarrollado un aspirador de lágrimas superpotente. Me concentro mucho-mucho, hago fuerza con el nervio óptico, las meto pa'dentro y las transformo en mocos. ¡Una pasada! Luego pestañeo rápido muchas veces y ¡bua! no veas qué bien funciona. Luego he salido a la calle, venía a casa por Ribes cargada con las bolsas, y he pasado por el cajero, y no estaban los mendigos gays, y tío, te juro que me he preocupado. No sé, siempre están ahí... y de pronto he pensado, pero ¿de verdad que tienes tantas ganas de llorar? ¿para tanto es? No sé como decirte, iba a casa, con bolsas de comida, estaba en mi nueva ciudad, y ¡venía de trabajar! Por un momento he pensado en echarme al suelo del cajero, en plan... yo les daba algo de comida y ellos me hacían compañía... menos mal que no se me ha ido la olla y he seguido hacia a casa. Y he pensado en Gonzalo, lo hago muy amenudo para aliviar un poco las penas. Me le he imaginado jugando con coches, y yo le chinchaba y todo eso, y nos reíamos y me imaginaba que le preguntaba que quería ser de mayor, porque me ha dicho mi hermana que ahora le ha dado por ser científico. Pero me he puesto a pensar en por qué narices nos enseñan en el cole a ser una profesión de mayores. Nos tendrían que enseñar a ser felices de mayores, la profesión viene después... científico, vendedor de rosas, bombero... pero feliz ¿no? Yo le voy a enseñar a Gonzalo que cada vez que le pregunten qué quiere ser de mayor responda: " feliz, yo de mayor quiero ser feliz"